El proyecto final llevado a cabo fue diseñado por el arquitecto de la misma villa Pablo Ferrio, quién ahora mismo se encuentra trabajando por todo el mundo en distintas obras arquitectónicas innovadoras.
La piscina fluvial se rellena automáticamente aprovechando el agua de lluvia por lo cual además de ser salada también está climatizada por un sistema de tuberías en espiral en sus fondos que funciona por energía generada a través de las mareas.
El proyecto está siendo observado por un comité venido desde Japón que ha participado en el desarrollo final de las chavasqueiras de Ourense.
La asociación Neria planea crear una réplica de la obra en todos los puertos de la Costa da Morte.
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